sábado, 15 de marzo de 2008

Via Crucis Benissuera

Introducción.
Queridos hermanos:
El via crucis no es sólo un camino triste, marcado por el dolor del sufrimiento de un inocente y la muerte del Hijo de Dios.
La pasión de Juan nos presenta la cruz como el acto de entrega de Cristo por los hombres. Todo el camino es un acto de amor, en el que el grano de trigo cae en tierra y germina con la resurrección.
Y este camino no fue sólo de Cristo, sino que se repite en nuestra propia vida, un caminar hacia el encuentro con el Padre. Esta noche recorreremos este camino, el camino del ser humano, surgido de la nada por el amor de Dios a través del amor de nuestros padres que se recorre como entrega generosa.
También en este via crucis nos unimos al dolor de la familia de Isaías Carrasco, asesinado hoy por la banda terrorista ETA y a la consternación de la sociedad española, uniéndonos en la oración y ofreciendo este camino por su alma y su familia.
Primera estación
Jesús condenado a muerte
Del evangelio de S. Juan:
“Nadie tiene amor más grande que quien da la vida por sus amigos”.
Todo comenzó en el corazón del Padre. Fue él quien decidió enviarte para así salvarnos. Al nacer Jesús fuiste condenado a la muerte humana, tenías que morir porque eras verdadero hombre y morir como los hombres y mujeres.
Nuestra vida comenzó así. El amor de nuestros padres llevó a engendrarnos. Cada día Dios nos regalaba 1.440 minutos para darlos a los demás y recibir amor de quienes nos rodeaban.
Señor, ayúdanos a comprender la caducidad de nuestra vida, una existencia que no podemos desaprovechar. Ayúdanos a que cada instante sea un darnos para los demás, un morir a nosotros entregándonos a los otros.

Segunda estación
Jesús con la cruz a cuestas
Del evangelio de S. Mateo:
Si alguno quiere venir en pos de mí, que se niegue a sí mismo, tome su cruz y me siga.
Y tomaste la cruz. No sólo aquella mañana. La tomaste al nacer en la pobreza de Belén, al emigrar a Egipto, perseguido por Herodes. La tomaste viviendo en obediencia a María y José y dándote a los demás, caminando de un sitio a otro, sin un lugar donde reposar la cabeza, curando a los enfermos, anunciando el Reino.
¡Qué bien se estaba en las entrañas de nuestras madres! Teníamos el calor más cálido, el de nuestra madre, la luz adecuada y sin esfuerzo por parte nuestra crecíamos en su interior. Pero un día, la vida nos llamó, nacimos y lloramos. Comenzamos a cargar con la cruz, la cruz de respirar, de buscar el alimento, de sentir frío, la cruz de los primeros dientes y los primeros dolores de tripita.
Señor, gracias por la vida, gracias por que en ella no somos marionetas, sino protagonistas que tenemos que luchar por sobrevivir. Ayúdanos a estar siempre despiertos, sin caer en la comodidad.

Tercera estación
Jesús cae por primera vez bajo la cruz
Del salmista:
No me abandones, Señor, Dios mío, no te quedes lejos; ven aprisa a socorrerme, Señor mío, mi salvación.
Y caíste, sentiste el peso de la vida sobre ti: en el desierto el demonio intentó hacerte tambalear, en Nazaret tus amigos intentaron despeñarte por el barranco. Fueron tantas las veces que te sentiste solo. Pero siempre confiaste en el Padre, Él nunca te abandonaría.
Ir a gatas era muy fácil, pero tuvimos que aprender a andar y eso ya no lo era. Andar significaba caerse, perder el miedo a caernos y hacernos un chichón. Y aprendimos. No fue fácil, pues ¿cuántas caídas? No importa, siempre los tuvimos cerca a ellos, a nuestros padres que nos levantaban.
Señor, caer es humano. Sólo quien esté dispuesto a caer podrá aprender a andar. Y en las caídas siempre está Él, el Padre que cuida de nosotros.
Cuarta estación
Jesús encuentra a su santísima Madre
Del libro de las Lamentaciones:
¿A quién te compararé, a quién te asemejaré, hija de Jerusalén? ¿A quién te igualaré yo para consolarte, oh doncella, hija de Sión?
María, tu madre. Siempre a tu lado, en un segundo plano, discretamente. La madre y discípula callada, que contempla y medita en su corazón. Nadie mejor que tú conoció el corazón de esta gran mujer.
Llegaba la noche, ¿quién no ha tenido pesadillas en su infancia? ¿o fiebre? No es fácil ser niño, el organismo es débil y muchas veces el llanto acompaña la noche, pero no sólo el llanto. Hay alguien que no es médico pero cura y alivia el sufrimiento: la madre. Ella estaba allí, junto a nosotros. Su presencia nos tranquilizaba y hasta, es el milagro de la madre, apagaba el dolor y acallaba los miedos.
Señor, gracias. Sí, gracias por nuestras madres, las que viven y las que están ya en el cielo, porque ellas siempre, estén donde estén, están cerca de nosotros y su presencia nos cura, porque nos sentimos amados por los seres que más aman, las madres.


Quinta estación
Jesús es ayudado por el Cireneo a llevar la cruz
De la carta del apóstol S. Pablo a los colosenses.
Llevad los unos las cargas de los otros y cumplid así plenamente la ley de Cristo.
¡Cuántas veces te encontraste con Simón de Cireneo! Juan el Bautista, los discípulos predilectos Pedro, Santiago y Juan, tus amigos María, Marta y Lázaro,... Todos ellos te ayudaron a descansar, a cargar con la cruz del la entrega a los demás.
Y llegamos a la escuela, los números y las letras comenzaron a ser una pesada cruz. Todos los días teníamos deber y todas las semanas algún examen o control. No era fácil, pero siempre estuvo a nuestro lado un buen maestro, que allanó nuestro camino.
Señor. En este via crucis queremos recordar a los maestros y maestras, especialmente a los que nos ayudaron a nosotros, en nuestra infancia, a los que entregaron y entregan su vida en la docencia.

Sexta estación
La Verónica enjuga el rostro a Jesús
Del Evangelio de San Lucas:
Y acercándose, le vendó las heridas, lo montó en su propia cabalgadura, lo llevó a una pasada y cuidó de él.
También tú sentiste el calor de tus amigos, de los que estaban ahí, creyendo en ti y siguiéndote ciegamente donde ibas. Ellos enjugaron constantemente tu rostro, ensangrentado por la hipocresía de los fariseos, el cinismo de los escribas y el afán de poder de los sacerdotes.
En aquellos felices años de la infancia siempre hubo problemas: un suspenso, una pelea con los amigos. Hoy en día la infancia tampoco es fácil, muchos niños sufren el acoso escolar. Pero también se encuentran verónicas, amigos y amigas que escuchan y dan la cara.
Señor. En esta estación queremos recordar a los niños y niñas que sufren acoso escolar, ellos son en nuestro tiempo tu rostro ensangrentado.

Séptima estación
Jesús cae por segunda vez
Del salmista:
Por ti he aguantado afrentas, la vergüenza cubrió mi rostro, soy un extraño para mis hermanos.
Aquellas noches previas a la pasión no fueron fáciles para ti. Los evangelistas lo resumen en una noche bajo el calor de los olivos, pero fueron más. Sentiste el abatimiento cada vez que mirabas a Jerusalén, pensabas en lo que iba a sucederte, en tu pasión.
Terminaron los años “dulces”, llegó la adolescencia, pasábamos de niño a hombre, de niña a mujer. Y comenzamos a caer. Nos sentíamos adultos, una reprimenda y a llorar como niños. Muchos amigos y sin embargo nos sentíamos solos, todo se volvía en contra nuestra. Quienes ayer eran los seres más fantásticos, nuestros padres, hoy no se enteran de nada y no nos comprenden.
Señor, ayuda a los adolescentes. Ellos viven la primavera de la vida y en esta primavera sufren los vendavales. Ayúdales a sentirse queridos por todos y a ser fuertes en esos años tan decisivos.



Octava estación
Jesús amonesta a las mujeres de Jerusalén
Del Evangelio de S. Juan:
Porque, si en el leño verde esto hacen, ¿en el seco qué se hará?
Fueron muchos los que te encontraste junto al camino que se inhibieron ante ti. Ellos no eran contrarios, pero tampoco fueron capaces de unirse al Reino, te admiraban, sufrían cuando te despreciaban los otros, pero nunca dieron el paso de salir de su anonimato para ir a tu encuentro.
La vida continua, éxitos y fracasos. ¡Cuánto duelen estos últimos!, una carrera no terminada, la muerte de un ser querido en nuestra adolescencia o juventud, un desengaño amoroso, una enfermedad. Lo sabemos, en el pueblo, muchos hablan y se compadecen, lloran, pero desde fuera, más por buscar el propio protagonismo que por quien sufre. Son incapaces de acercarse y ayudar, se conforman con hablar y hablar.
Señor, te pedimos por esas personas, las que se pasan la vida de espectadores de desgracias ajenas. Abre realmente su corazón, en lo profundo insensible al sufrimiento ajeno.

Novena estación
Jesús cae por tercera vez bajo la cruz
Del salmista:
La afrenta me destroza el corazón y desfallezco. Espero compasión y no la hay.
Y caíste por tercera vez. Fue en Getsemaní. Allí postrado, llorando, gimiendo, sudando sangre, temblando pediste al Padre que no te abandonara. Y Abbá envió un ángel.
Ser adulto significa caer. En nuestro tiempo las caídas, fruto de un despido laboral, una ruptura matrimonial o los tristemente actuales acosos laboral o sexual, tienen un nombre: depresión. Muchas son las personas que pasan por ella. La cruz del presente muchas veces es terriblemente pesada.
Señor, tú conoces esta cruz, la del fracaso total, el abandono por parte de todos, la ingratitud. Tú, en nuestro tiempo caes en los que sufren la depresión. Te pedimos por ellos, para que con tu ayuda se levanten de ella.




Décima estación
Desnudan a Jesús, y le dan de beber hiel.
De la carta a Filemón:
Se hizo obediente hasta la muerte, y muerte de cruz.
Aquel acto violento de despojarte fue la culminación de una vida. Anduviste por el mundo con el corazón desnudo, sin esconder nada, mostrándote tal cual eras.
No es fácil despojarse de uno mismo, ser como se es, sin esconder nada. Por eso nos vestimos con ropajes, aparentamos ser lo que no somos. Sin embargo, también es verdad, que ante quienes amamos nos desnudamos, somos sinceros y no nos molesta que vean en nosotros nuestros defectos, mediocridades y miserias.
Señor, el amor lleva a amar a la otra persona sin esconderse bajo el ropaje. Te pedimos por los esposos para que sean sinceros en su vida de amor.

Undécima estación
Jesús clavado en la cruz
Del salmista:
Me taladraron las manos y los pies, puedo contar mis huesos.
Fuiste obediente. Toda tu vida fue clavarte al Reino de Dios, al Padre. Tendiste las manos al Espíritu y te dejaste llevar por él hasta ser clavado en la cruz.
De pequeños creemos que ser padre es mandar y ser hijo obedecer. De mayores, especialmente los padres, se descubre la verdad. Nadie más esclavo que un padre y una madre. Tener un hijo significa dejar de ser libre. Desde ese instante todo lo que uno hace es para el hijo y ello significa privarse de los propios gustos e ir muchas veces donde el hijo o la hija quieren, clavados a la voluntad de quienes más se ama en este mundo: los hijos.
Señor, ábrenos los ojos para que recordemos y transformemos en oración de gratitud las veces que nuestros padres se clavaron a nosotros, obedeciéndonos en infinidad de gestos de amor.

Duodécima estación
Jesús muere en la cruz
De la carta a los Romanos:
La prueba de que Dios nos ama es que Cristo, siendo nosotros todavía pecadores, murió por nosotros.
¿No fue acaso toda tu vida un morir? Moriste a la Gloria del Hijo cuando te encarnaste y te entregaste por nosotros, en los largos años de obediencia a José y en los tres años de vida pública, de vida entregada, una vida para los demás, un morir a ti mismo para que los demás, gracias a tu Evangelio y tu persona vivamos.
Y morir es nuestra vida. Cada uno tiene sus años y cada uno sabe en lo que muere. Muere el sacerdote renunciando a su tiempo y al amor de una esposa e hijos por su parroquia, por la Iglesia, por Cristo. Muere el seglar dando testimonio de Cristo en nuestro mundo y viviendo los valores del Evangelio, renunciando al poder por encima de todo, al dinero como absoluto y al placer al margen de un proyecto de amor.
Señor, gracias por que cada vez que nos damos a los demás y renunciamos a nosotros mismos, sentimos tu cercanía. Eres tú quien muere en nosotros.

Decimotercera estación
Jesús es bajado de la cruz y puesto en los brazos de su santísima Madre
Del Evangelio de S. Juan:
Estaba junto a la cruz de Jesús, su Madre.
María, ella siempre al lado de los que sufren. No le importa estar al lado de un crucificado. Ella siempre estuvo al lado de los humildes y los hambrientos, con quienes tú te identificaste.
Y María estará a nuestro lado. Lo sabemos muy bien, porque lo hemos experimentado en nuestro caminar por la vida. Cuando llegue la enfermedad y el dolor, cuando llegue la muerte, rezaré: “ahora y en la hora de nuestro encuentro”. La Madre estará a los pies de nuestra cruz, porque desde aquel día todos los crucificados tienen a una mujer que les conforta: María.
Madre, te pedimos por los que se encuentran en estos momentos solos, por los ancianos que mueren en las residencias, por los enfermos, por los emigrantes que están cruzando el estrecho, los que se encuentran en la cárcel, los drogadictos que agonizan en las calles, por los crucificados de este siglo.








Decimocuarta estación
Jesús es puesto en el sepulcro
Del evangelio de S. Mateo:
El Hijo del hombre tiene que ser entregado en manos de los hombres, que le matarán y al tercer día resucitará.
Y entraste en la profundidad de la muerte con una certeza, resucitarías. Toda tu vida fue un fiarte del Padre. Confiado en Él te lanzaste al abismo de la muerte y el Padre envió a sus ángeles para que tu pie no tropezase.
También a nosotros un día nos corresponderá dar este paso, saltar al abismo de la muerte con la fe puesta en el Evangelio y la esperanza depositada en la promesa del Padre. Nuestra vida, como la de Cristo, es un caminar, desde la nada, llevando la cruz de la existencia mortal, hasta el encuentro con el Padre, hasta la Resurrección.
Al concluir este via crucis, Señor, quedemos ofrecer las gracias espirituales que en él se conceden por todos los difuntos de nuestras parroquias y por todos nuestros familiares difuntos. Ellos ya han recorrido este camino hacia el encuentro con el Padre.

Te adoramos Oh Cristo y te bendecimos Que por tu santa cruz nos redimiste.

Señor, Dios nuestro, que has querido realizar la salvación de todos los hombres por medio de tu hijo, muerto en la cruz, concédenos, te rogamos, a quienes hemos conocido en la tierra este misterio alcanzar en el cielo los premios de la redención. Por Jesucristo.

lunes, 3 de marzo de 2008

Visita Seminario


En este enlace encontraréis las fotos de la visita del Seminario.
http://groups.msn.com/arxiremei/shoebox.msnw

Por cierto, una visita inolvidable.
Los sacerdotes del arciprestazgo queremos dar las gracias al Seminario de Valencia, Mayor y Menor, a los seminaristas, a las familias que los han acogido y a todos los miembros de las parroquias.

miércoles, 27 de febrero de 2008


A todos os invitamos a la próxima y primera. Pues sí, será la primera para el nuevo párroco de Palomar, Otos y Bèlgida. Sabemos que tiene mucha ilusión y ganas por realizarla. Además en ella contaremos con la presencia de un grupo de seminaristas.
Os animamos a participar. A los que sois del arciprestazgo y puesto que internet es la aldea global, a los que no lo soís, pero casualmente o por interés entráis en esta web y nos seguís.

domingo, 24 de febrero de 2008

Oración Arciprestal Atzeneta

El viernes 22 de Febrero nos reunimos en Atzeneta.
He aquí el reportaje gráfico realizado por dos muchachos de Albaida.
http://groups.msn.com/arxiremei/encontreatzeneta22ii08.msnw

Y aquí tenéis el guión de la oración:

Oración Arciprestal de Cuaresma
Atzeneta 2008

Samaritan@: no tengas miedo,
no hay nada imposible para DIOS

I.- Ritos Iniciales
1.- Monición

En medio del tiempo de Cuaresma iniciamos tres domingos en los que vamos a preparar la renovación de nuestro Bautismo en la noche de Pascua.
Hoy Jesús nos pide de beber al borde del pozo. Él tiene sed de nosotros pero, sobre todo, quiere que nosotros tengamos sed de Él. Frente a las aguas de este mundo que no calman la sed de felicidad del corazón del hombre, nosotros hemos elegido el Agua Viva que es Cristo el Señor.
Dispongamos nuestro corazón para que descubramos que es Jesucristo, su Palabra y Cruz, la auténtica fuente de vida. Comencemos esta oración arciprestal poniéndonos de pie para recibir a los sacerdotes.

2.- Canto de entrada

Dios es fiel: guarda siempre su Alianza libra
al pueblo de toda esclavitud.
Su Palabra resuena en los Profetas,
reclamando el bien y la virtud.

Pueblo en marcha por el desierto ardiente:
horizontes de paz y libertad.
Asamblea de Dios eterna fiesta;
tierra nueva, perenne heredad.

Si al mirar hacia atrás somos tentados
de volver al Egipto seductor,
el Espíritu empuja con su fuerza
a avanzar por la vía del amor.

El maná es un pan que el cielo envía,
pero el pan hoy se cuece con sudor.
Leche y miel nos dará la tierra nueva,
si el trabajo es fecundo y redentor.

Y Jesús nos dará en el Calvario
su lección: "Hágase tu voluntad."
Y su sangre, vertida por nosotros,
será el precio de nuestra libertad.
3.- Saludo y bienvenida

4.- Meditación introductoria

Es una suerte encontrar en la vida a personas que nos han ayudado a comprender todo lo que hemos hecho en la vida; nos han explicado, desde su experiencia y saber, nuestros funcionamientos psicológicos y comportamentales. Esas personas se han convertido en algo así como en lámpara que ha iluminado muchas zonas oscuras de nuestra existencia.

Son personas que ayudan a soñar, a adelantar el futuro. Son centinelas del porvenir. Ellos son una ayuda inestimable para el descubrimiento y la orientación de la nuestra vocación, del sentido que daremos a la vida, de las opciones fundamentales. Nos enseñan a ser fieles a nosotros mismos.

Región de Samaria. Un día de calor. Una mujer va a sacar agua. En el brocal del pozo está sentado un judío. Tiene cara de paz. No le importa nada. Sólo le importa lo esencial. Es un hombre extraño: Ama; no atrapa. Es un hombre sorprendente: no pide lo que piden todos los hombres; este hombre lleva a la persona a su verdad, a su intimidad, a su propia responsabilidad. Este hombre es la Verdad, dice la Verdad y pone en camino hacia la Verdad. No se ha visto un caso semejante.

Y ello afecta al sentido de nuestra vida, a nuestra vocación, a esa llamada que desde lo más profundo nos está afectando. Porque todos somos sedientos de vida. Pero no hacemos nada más que beber en aguas que no quitan la sed:
-Sentimos necesidad de amor, pero bebemos egoísmo para aplacar la sed.
-Sentimos necesidad de felicidad y bebemos entretenimientos pasajeros.
-Sentimos necesidad de hondura y nos alimentamos de superficialidad que vacía el corazón.

Quien se acerca a este Hombre experimenta que lo esencial es lo único que quita la sed. Más aún, sentimos como la Samaritana que lo fundamental es creer en Él y seguir sus pasos.

5.- Canon

Por qué tengo miedo si nada es imposible para Ti. (4 veces)

II.- Liturgia de la Palabra

6.- Oración sálmica. Dos coros

A- Dios mío, yo te busco y no te encuentro;
sed de ti tiene mi pobre y alocado corazón;
te busco y me siento con frecuencia defraudado,
porque mi alma se levanta como tierra reseca, sin agua.

B- Tengo sed de ti: de tu amor y lealtad sinceros.Tengo sed de ti: de tu verdad y sinceridad.Tengo sed de ti: de tu amor y misericordia.

A- Te busco como la flor tiende al sol por la mañana;te busco como el río se alarga hasta el mar; te busco como la semilla crece y camina en libertad; te busco como el niño chiquito busca la protección de su madre.

B- Empapa, oh Dios mío,mi corazón de tu bondad;rocíame con la lluvia suave de tu ternura;deja caer tu amor sobre mí como rocío de la mañana; y abre mis labios para que te sepan dar gracias.

A- Líbrame, Señor, de los ídolos
que gritan mercancías, baratijas, saldos viejos, hojarasca;
líbrame, Señor de los dioses que se disputan mi existencia
y que buscan manipular mi vida.

B- Oh Dios, mi corazón te busca,fascinado y apasionado, porque sólo en ti hay respuesta a lo largo del camino.

A y B- Tengo sed de ti, de tu pan y de tu palabra de vida; tengo sed de ti, de la verdad de tu evangelio;tengo sed de ti, el único que puede saciar mi sed.
Dame, Señor, de tu agua. para que nunca más vuelva a tener sed.

7.- Canto y entrada de la Palabra

Tu palabra, me da vida,
me levanta y me hace caminar.
Tu palabra, me sostiene,
me da fuerza para no dar marcha atrás.
8.- Proclamación del Evangelio

Lectura del Evangelio según san Juan

LECTOR: En aquel tiempo, llegó Jesús a un pueblo de Samaria llamado Sicar, cerca del campo que dio Jacob a su hijo José: allí estaba el manantial de Jacob. Jesús cansado del camino, estaba sentado junto al manantial. Era alrededor del mediodía. Llega una mujer de Samaria a sacar agua y Jesús le dice:

JESÚS: Dame de beber

LECTOR: Sus discípulos se habían ido al pueblo a comprar comida. La samaritana le dice:

SAMARITANA: ¿Cómo tú, siendo judío, me pides de beber a mí, que soy samaritana?

LECTOR: Porque los judíos no se tratan con los samaritanos. Jesús le contestó:

JESÚS. Si conocieras el don de Dios y quién es el que te pide de beber, le pedirías tú, y él te daría agua viva.

SAMARITANA: Señor, si no tienes cubo, y el pozo es hondo, ¿de dónde sacas el agua viva?; ¿eres tú más que nuestro padre Jacob, que nos dio este pozo, y de él bebieron él, sus hijos y sus ganados?

JESÚS: El que bebe de esta agua vuelve a tener sed; pero el que beba del agua que yo le daré nunca más tendrá sed; el agua que yo le daré se convertirá dentro de él en un surtidor de agua que salta hasta la vida eterna.

SAMARITANA: Señor, dame de ese agua; así no tendré más sed ni tendré que venir aquí a sacarla.

JESÚS: “Anda, llama a tu marido y vuelve”.

SAMARITANA: No tengo marido.

JESÚS: Tienes razón, que no tienes marido: has tenido ya cinco y el de ahora no es tu marido. En eso has dicho la verdad.

SAMARITANA: Señor, veo que tú eres un profeta. Nuestros padres dieron culto en este monte y vosotros decís que el sitio donde se debe dar culto está en Jerusalén.

JESÚS: Créeme, mujer: se acerca la hora en que ni en ese monte ni en Jerusalén daréis culto al Padre. Vosotros dais culto a uno que no conocéis; nosotros adoramos a uno que conocemos, porque la salvación viene de los judíos. Pero se acerca la hora, ya está aquí, en que los que quieran dar culto verdadero adorarán al Padre en espíritu y en verdad, porque el Padre desea que le den culto así. Dios es espíritu, y los que le dan culto deben hacerlo en espíritu y en verdad.

SAMARITANA: Sé que va a venir el Mesías, el Cristo; cuando venga, nos lo dirá todo.

JESÚS: Soy yo, el que habla contigo.

LECTOR: En esto llegaron sus discípulos y se extrañaban de que estuviera hablando con una mujer, aunque ninguno le dijo: “¿Qué le preguntas o de qué le hablas?”. La mujer, entonces, dejó su cántaro, se fue al pueblo y dijo a la gente.

SAMARITANA: Venid a ver a un hombre que me ha dicho todo lo que he hecho. ¿Será éste el Mesías?

LECTOR: Salieron del pueblo y se pusieron en camino adonde está él. Mientras tanto, sus discípulos le insistían:

DISCÍPULO 1: Maestro, come.

JESÚS: Yo tengo por comida un alimento que no conocéis.

LECTOR: Los discípulos comentaban entre sí.

DISCÍPULO 2: ¿Le habrá traído alguien de comer?

JESÚS: Mi alimento es hacer la voluntad del que me envió y llevar a cabo su obra. ¿No decís vosotros que faltan todavía cuatro meses para la cosecha? Yo os digo esto: levantad los ojos y contemplad los campos que ya están dorados para la siega; el segador ya está recibiendo salario y almacenando fruto para la vida eterna; y así se alegran lo mismo el sembrador y el segador. Con todo, tiene razón el proverbio: “Uno siembra y otro siega”. Yo os envié a segar lo que no habéis sudado. Otros sudaron y vosotros recogéis el fruto de sus sudores.

LECTOR. En aquel pueblo, muchos samaritanos creyeron en él por el testimonio que había dado la mujer. “Me ha dicho todo lo que he hecho”. Así, cuando llegaron a verlo los samaritanos, le rogaban que se quedara con ellos. Y se quedó dos días. Todavía creyeron muchos más por su predicación y decían a la mujer:

SAMARITANO: Ya no creemos por lo que tú nos dices; nosotros mismos lo hemos oídos y sabemos que él es de verdad el salvador del mundo.

Palabra del Señor.

9.- Homilía

III.- Liturgia de Adoración


10.- Monición

Jesús... ¡si yo conociera el don de Dios...!
¡si yo tuviese una experiencia de Dios!
¡si yo conociese el regalo infinito de Dios...!
¡si yo siguiese los senderos de Dios...!
¡qué distinta sería mi vida...!

Jesús, dame a conocer el don de Dios...
Dame a conocer el regalo de Dios...
Dame a gustar y sentir en mi corazón,
El regalo infinito de Dios...

Jesús, ¡si yo conociera el don de Dios...!
Jesús, quiero conocerte a ti...
Quiero saber mucho de ti...
Quiero experimentar tu presencia...
Quiero escuchar tu palabra,
Acoger tu mirada,...
Quiero conocer tus sentimientos,...
Quiero descubrir tus pensamientos...

Jesús, quiero conocerte, amarte, y servirte,…
Señor, dame de beber de esa agua...
Porque tú sólo puedes saciar mi sed...
Quédate en silencio, al lado de Jesús...
Repítele lentamente:
Señor, dame de beber...
Señor, dame de esa agua...


11.- Entrada de la Cruz

NADIE TE AMA COMO YO

Cuanto he esperado este momento,
cuanto he esperado que estuvieras así.
Cuanto he esperado que me hablaras,
cuanto he esperado que vinieras a mí.
Yo sé bien lo que has vivido,
yo sé bien por qué has llorado.
Yo se bien lo que has sufrido,
pues de tu lado no me he ido.

Pues nadie te ama, como yo.
Pues nadie te ama, como yo.
Mira la cruz, ésta es mi más grande prueba,
nadie te ama como yo.
Pues nadie te ama, como yo.
Pues nadie te ama, como yo.
Mira la cruz, fue por ti, fue porque te amo,
nadie te ama como yo.

Yo sé bien lo que me dices,
aunque a veces no me hablas.
Yo se bien lo que en ti siente,
aunque nunca lo compartas.
Yo a tu lado he caminado,
junto a ti yo siempre he ido.
Aunque a veces te he cargado,
yo he sido tu mejor amigo.
12.- Gesto

La Samaritana ha entendido que lo que quiere dar Jesús es agua viva, y quien pueda beber de esa agua, será capaz a la vez de compartirla. Y no va a quedarse sola, sino que será incorporada en una cadena de dar y recibir. En el reconocimiento de Jesús como el Señor, la mujer vive una transformación. El mirar y ser mirada le hace salir de sí misma, por eso deja su cántaro y corre a la ciudad a compartir su encuentro con el Señor de la vida.


Nosotros queremos unirnos al gesto de la Samaritana que fue a decírselo a sus paisanos. Debajo de la Cruz encontraremos unas estampas. Son para que se las llevemos a las personas de nuestro entorno que necesitan del Agua Viva, una palabra de aliento y esperanza. Este es nuestro compromiso para esta semana: que todos beban del gran don de Dios que es su palabra.



13.- Silencio. Cantos para la adoración



Ubi caritas et amor, ubi caritas, Deus ibi est.


Nada te turbe, nada te espante:
quien a Dios tiene, nada le falta.
Nada te turbe, nada te espante.
Sólo Dios basta.

La bondad i L'amor del Senyor;
Duren per sempre; Duren per sempre. (2)
1.Enaltim el nostre Déu:
Celebrem el seu amor.
2.Dóna pau als nostres cors:
Celebrem el seu amor.
3.S'ha fet servidor de tots.
Celebrem el seu amor.


Nada nos separará.
Nada nos separará.
Nada nos separará,
del amor de Dios.


Donam fe.
Donam més fe Senyor.
Aumenta en mi la fe i l´amor.
Donam més fe Senyor.
Donam més fe.



IV.- Liturgia de Alabanza
14- Oración de acción de gracias, dos coros


A- Dame que beba, me has dicho, Señor.A mí, que vengo a buscar agua para quitar la sed,Y estoy junto a ticon mi cántaro vacío. Es de barro, Señor.B- Está hueco. Está amasado con sudor. Está abierto.No conozco el don de Dios. Dime de él.No sé quién aún muy bien eres,tú que me pides de beber,He venido a pedirte agua viva. La tuya, que es viva.A- Estoy cansado. Tengo sed de beber siempre agua de ésta. Dame de la tuya. De la tuya, y que se convierta dentro de mí en un manantial que salta dando una vida sin término B- Dame de este agua. Señor, dame.No quiero fatigarme sacando de otros pozos. No quiero aguas estancadas Quiero agua viva. Viva y saltando sin parar, A- Señor, ya sé que me mandas llamara ese mundo que me ata. Aquí lo tienes.Ya sé que me conoces, que me sabes hasta dentro,B- Ya sé que estoy aquí diciendo cosas y necesito escucharte, Señor, veo que eres profeta, Yo quiero amarte aquí en mi corazón. Crea en él un espacio de libertad todo para ti.A- Ha llegado la horade darte un sí que brota de la verdad de mi corazón.B- Ha llegado la hora en que quiero que seas mi Dios. Y ser para ti en espíritu y verdad. A- Gracias, Señor, porque el Padre me quiere así: en espíritu y verdad.yo sé que has venido. Eres Mesías para mi.yo sé que has venido. Eres el Ungido. Márcame. Séllame.Yo sé que has venido, Señor, y me estás enseñando todo. B- Eres mi todo en mi nada. Tu agua, en mi pobre barro. Yo sé que eres Tú, Jesús, quien me está escuchando. Hablas conmigo. Estás cercano. Mi ser te brota.Surges de mi corazón.A-Señor, no te extrañes de que hoy quiera hablar largo contigo.Yo soy el que me extraño.No te traigo nada. Lo espero todo de ti.Llena mi pobre cántaro. Llénalo.B- Quiero dejar aquí mi barro, mi pobreza, mi pecado, mi nada. Aquí en el brocal.A- Quiero decirles a los míos,a los que encuentro cada día en el camino, que vengan y vean lo que yo he visto. B- Quiero que para ellos seas también el Mesías. Quiero que salgan de sus cosas, de su vida, y se lleguen hasta ti.A- Quiero que tu alimento sea el mío.Quiero llevar a cabo la obra que tu Padre tiene sobre mí.B- Quiero levantar la vista y contemplar los campos: ya están dorados para la siega.Quiero hacer la obra que tú quieras: sembrar o segar.Mis manos y mis pies para tus campos.Quiero entrar en tu labor.A- Jesús, creo en ti porque te he escuchadoy sé que realmente eres el Salvador del mundo.B- Jesús, estás cansado. La Cruz -siempre es tuya, Señor-,te ha agotado en el camino.A- Estoy a gusto sin más, junto a ti.Yo te doy mi pobre barro.B-Y tu me dices: «Dame que beba». Gracias, Señor.


15.- Pare Nostre


V.- Ritos finales

16.- Oración final

Señor Jesús, tú quieres que seamos felices.
Buscamos la verdadera alegría, pero no es fácil encontrarla.
Nosotros hemos elegido el Agua viva.
Danos tu agua, para que no tengamos más sed.
Danos tu amor, para que nuestro corazón se ensanche.
Déjanos estar siempre a tu lado.
Sólo así encontraremos la alegría que nada ni nadie podrá quitarnos.
Y ayúdanos a compartir esa alegría con las personas que nos rodean,
especialmente con los más necesitados, los que sufren y los que viven tristes.
Te lo pedimos, por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.

17.- Entrega de la Cruz a la comunidad de Palomar

18.- Bendición

19.- Canto despedida

El Senyor és la meua força.
El Senyor, el meu cant.
Ell ha estat la salvació.
En ell confie i no tinc por,
En ell confie i no tinc por.

jueves, 21 de febrero de 2008

Agenda 20 Febrero - 2 de Marzo

Jueves 21. Reunión arciprestal en Agullent. Encuentro arciprestal de Cáritas en L'Ollería.
Viernes 22. Oración arciprestal en Atzeneta.
Sábado 23. Encuentro de Ministros Extraordinarios de la Comunión y de Catequistas Vicaría IV en Xativa. Cursillos Prematrimoniales en Alfarrasí.
Sábado 23 - Domingo 2: Novena del Cristo de la Palma en L'Ollería.
Viernes 29. Oración Arciprestal en El Palomar.
Sábado 1. Visita del Seminario al Arciprestazgo. Cursillos Prematrimoniales en Alfarrasí.
1-9 de Marzo. Novena del Cristo en Otos.

La oración arciprestal de L'Ollería

Con una semanita de retraso, debido a la cena del hambre, me contaba uno de los párrocos, comenzaron las oraciones arciprestales. Y como siempre, no por nada, sino por la amplitud del templo, la primera fue para confesarse.
A las 10.36 los sacerdotes iniciaron la procesión de entrada, mientras la asamblea les acogía con el canto Dios es fiel. Seguidamente D. Emilio, arcipreste y párroco, saludó a los asistentes. La monición de entrada animó a "recordar que en la esperanza hemos sido salvados" y "con un corazón arrepentido hemos elegido pedir perdón para recibir de Dios su amor y misericordia y celebrar, reconciliados con Él, la alegría inmensa de la Pascua".
Todos cantamos el Vengo ante ti, Señor y a continuación una selección de textos de la Encíclica "En Esperanza fuimos salvados", intercalada con música de fondo de Gen Verde nos preparó para acoger la cruz. El canto de La Fonte, el Evangelio del Domingo y un muy interesante examen de conciencia tomado de cáritas, abrieron el corazón para acoger la misericordia de Dios.
A este monaguillo, la verdad, le impresionó, ver de rodillas a los sacerdotes, confesándose y pidiéndo perdón a Dios, dándonos ejemplo de ello. Fue el momento más personal e íntimo. Dios en el sacerdote nos reconcilia y en la cruz nos muestra lo que ha hecho por el sacramento del perdón. La cruz y el perdón son inseparables, pues todo el amor que Cristo nos tiene se hace visible en el sacramento de la reconciliación. La cruz da significado al sacramento y el sacramento encuentra su razón de ser más profunda y su significado más personal en la cruz. Ante ella, arrodillado le das las gracias por haberte perdonado, por haber expresado el amor en las palabras de un hermano cristiano, que te sirve como sacerdote.
El mágnificat expresó comunitariamente la gratitud. Seguidamente rezamos un salmo a dos coros. El padrenuestro, la bendición, la acogida de la cruz por parte de Atzeneta y el canto final Tus heridas nos han curado concluyeron la celebración.

En este enlace encontraréis las fotos: http://groups.msn.com/arxiremei/encontrelollera15ii08.msnw

El monaguillo.
Y aquí tenéis el guión de la oración.
1.- Procesión de entrada. (de pie)
2.- Canto: Dios es fiel

Dios es fiel: guarda siempre su Alianza;
libra al pueblo de toda esclavitud.
Su Palabra resuena en los profetas,
reclamando el bien y la virtud.

Pueblo en marcha por el desierto ardiente:
horizontes de paz y libertad.
Asamblea de Dios, eterna fiesta;
tierra nueva, perenne heredad.

Si al mirar hacia atrás somos tentados
de volver al Egipto seductor,
el Espíritu empuja con su fuerza
a avanzar por la vía del amor.

El maná es un don que el cielo envía,
pero el pan hoy se cuece con sudor.
Leche y miel nos dará la tierra nueva,
si el trabajo es fecundo y redentor.

Y Jesús nos dará en el calvario
su lección: “Hágase tu voluntad”.
Y su sangre, vertida por nosotros,
será el precio de nuestra libertad.

3.- Saludo del párroco
4.- Monición inicial (sentados)
Durante el tiempo de Cuaresma contemplamos el misterio de Cristo, Salvador del mundo que nos llama a una vida nueva. Las parroquias del Arciprestazgo “Mare de Déu del Remei” nos hemos reunido para orar juntos en este tiempo de gracia y para recordar que “En la esperanza hemos sido salvados”. Alumbrados a esta vida por medio del bautismo, en muchas ocasiones el poder del pecado nos aleja del Señor y de su voluntad. Así, pues, con un corazón arrepentido hemos elegido pedir perdón para recibir de Dios su amor y misericordia y celebrar, reconciliados con Él, la alegría inmensa de la Pascua.

5.- Canto penitencial: Vengo ante ti, mi Señor.

Vengo ante ti, Mi Señor, reconociendo mi culpa,
con la fe puesta en tu amor que Tú me das como a un hijo.
Te abro mi corazón y te ofrezco mi miseria,
despojado de mis cosas, quiero llenarme de ti.

Que tu Espíritu, Señor, abrase todo mi ser,
hazme dócil a tu voz, transforma mi vida entera.
Hazme dócil a tu voz, transforma mi vida entera.

Puesto en tus manos, Señor, siento que soy pobre y débil,
más Tú me quieres así, yo te bendigo y te alabo.
Padre, en mi debilidad Tú me das la fortaleza,
amas al hombre sencillo, le das tu paz y perdón.

6.- Textos de la Encíclica “En la esperanza fuimos salvados”.

Música de fondo Gen Verde

1.- En esperanza fuimos salvados, dice san Pablo a los Romanos y también a nosotros (Rm 8,24). Según la fe cristiana, la «redención», la salvación, no es simplemente un dato de hecho. Se nos ofrece la salvación en el sentido de que se nos ha dado la esperanza, una esperanza fiable, gracias a la cual podemos afrontar nuestro presente.

2.- ¿No hemos recaído quizás en el individualismo de la salvación? ¿En la esperanza sólo para mí que además, precisamente por eso, no es una esperanza verdadera porque olvida y descuida a los demás? No. La relación con Dios se establece a través de la comunión con Jesús, pues solos y únicamente con nuestras fuerzas no la podemos alcanzar. En cambio, la relación con Jesús es una relación con Aquel que se entregó a sí mismo en rescate por todos nosotros (cf. 1 Tm 2,6).

3.- A lo largo de su existencia, el hombre tiene muchas esperanzas, más grandes o más pequeñas, diferentes según los períodos de su vida. A veces puede parecer que una de estas esperanzas lo llena totalmente y que no necesita de ninguna otra. En la juventud puede ser la esperanza del amor grande y satisfactorio; la esperanza de cierta posición en la profesión, de uno u otro éxito determinante para el resto de su vida. Sin embargo, cuando estas esperanzas se cumplen, se ve claramente que esto, en realidad, no lo era todo.

4.- Un lugar primero y esencial de aprendizaje de la esperanza es la oración. Cuando ya nadie me escucha, Dios todavía me escucha. Cuando ya no puedo hablar con ninguno, ni invocar a nadie, siempre puedo hablar con Dios. Si ya no hay nadie que pueda ayudarme –cuando se trata de una necesidad o de una expectativa que supera la capacidad humana de esperar–, Él puede ayudarme. Si me veo relegado a la extrema soledad...; el que reza nunca está totalmente solo.

5.- También el sufrimiento forma parte de la existencia humana. Conviene ciertamente hacer todo lo posible para disminuir el sufrimiento. En la lucha contra el dolor físico se han hecho grandes progresos, aunque en las últimas décadas ha aumentado el sufrimiento de los inocentes y también las dolencias psíquicas.

6.- La grandeza de la humanidad está determinada esencialmente por su relación con el sufrimiento y con el que sufre. Esto es válido tanto para el individuo como para la sociedad. Una sociedad que no logra aceptar a los que sufren y no es capaz de contribuir mediante la compasión a que el sufrimiento sea compartido y sobrellevado también interiormente, es una sociedad cruel e inhumana

7.- Sufrir con el otro, por los otros; sufrir por amor de la verdad y de la justicia; sufrir a causa del amor y con el fin de convertirse en una persona que ama realmente, son elementos fundamentales de humanidad.

7.- Procesión de entrada de la cruz (de pie)
8.- Canto: La Fonte

Que bien, que bien, que bien se yo,
la fonte que mana y corre aunque es de noche,
aunque es de noche.

Aquella eterna fonte está escondida,
que bien se yo do tiene su manida,
aunque es de noche.

Su origen no lo se pues no le tiene,
más se que todo origen de ella viene,
aunque es de noche.

Aquesta eterna fonte está escondida,
en este vivo pan por darnos vida,
aunque es de noche.

Aquí se está llamando a las criaturas
y de esta agua se hartan aunque a escuras,
porque es de noche.

Aquesta viva fuente que deseo
en este pan de vida yo la veo,
aunque es de noche.

9.- Lectura del Evangelio
10.- Examen de conciencia (sentados)
11.- Adoración de la cruz y confesiones

12.- Magnificat (de pie)

La meua anima canta al Senyor,
el meu espirit celebra Deu Salvador,
perque ha mirat la petitesa de la seua serventa.

El seu nom es sant i l’amor que te s’estem,
de generació en generació, de generació en generació.

Les obres del seu braç son potents i grans,
dispersa els homes de cor altiu,
derroca als poderosos i exalça als humils,
omple de bens els pobres.

Al seu servent ha protegit el Senyor,
com ho havia promes als nostres pares fa temps,
i s’ha recordat del seu amor a Abraham per sempre.

13.- Salmo de un corazón sincero ( a dos coro)

A Levántate, Señor, en tu bondad y misericordia
y acércate al corazón de los hombres;
quita la venda de los ojos que no ven sino tinieblas,
y ablanda el corazón del hombre soberbio y violento.
Surge, Señor, como una llama viva, en medio de la tierra
y atrae hacia ti a los hombres, hijos tuyos, que viven sin conocerse.

B Despierta ya, Dios mío, ponte en pie y camina hacia nosotros,
tú que eres Señor del hombre y de la Historia.
Despierta ya el corazón del hombre golpeado por el pecado
y acógenos a todos como hermanos en tu gran tienda.
Oh Dios, Señor de todos los pueblos, Señor de las naciones,
derriba las murallas, destruye los muros y abre puertas y ventanas
para que el sol de tu amor y tu justicia unifique la tierra.

A Oh Dios, danos un corazón justo, un corazón sincero
que busque el bien de todos y no se esconda en el egoísmo.
Oh Dios, danos un corazón inocente y limpio,
capaz de olvidarse de sí y preocupado por los hermanos.
Que cese la maldad del hombre pervertido y desfigurado;
que no triunfen los planes del hombre de corazón de piedra;
danos un corazón de carne, abierto a la amistad y a la ayuda,
tú que conoces el interior del hombre y llegas hasta sus entrañas.
Oh Dios, tú que eres justo; tú que eres santo,
danos un corazón sincero.

B Haz camino hacia los hombres que te buscan con limpio corazón
y que se empeñan en establecer en el mundo la paz de tu Reino;
sé tú, oh Dios, el escudo que nos cubra y nos proteja,
sé tú el salvador y liberador de los corazones rectos.
Salva el corazón del hombre, de la tiniebla de la mentira;
salva el corazón del hombre, de la dureza del viejo orgullo;
salva el corazón del hombre, de la apatía y la mediocridad.
Oh Dios, Dios nuestro, acoge nuestro corazón que tiembla
ante el poder del mal que ha hecho nido en el barro del mentiroso,
y danos fuerza, sé tú nuestro escudo, en la hora de la prueba,
y defiéndenos del Malo, del Diablo que dispersa y divide.

A Señor, tú conoces la fragilidad de nuestro ser
tocado por el pecado;
tú conoces la fuerza de la tentación cuando llama a nuestra puerta;
tú conoces la debilidad de nuestras vidas cuando sufren la crisis:
ven, Dios nuestro, que a Ti nos acogemos; ven y sálvanos.
Libéranos y que nadie arrebate como un león nuestra vida.
Perdónanos cuando estábamos lejos de tu verdad y tu gracia.
Danos un corazón abierto al perdón y la misericordia.
y que nunca nos creamos mejores
que ninguno de nuestros hermanos.

B No nos dejes, Señor, caer en la fosa, bajar a lo hondo del abismo;
No permitas que nuestro pie sea atrapado
en los lazos de la muerte,
y allana nuestro camino y aliéntanos en la hora del cansancio.
Aquí estamos, Señor, unidos como un solo pueblo que te ama;
aquí estamos, Señor, abiertos a los hombres
y nunca sobre nosotros cerrados;
aquí estamos, Señor, pobres, humildes, como niños que necesitan
la ayuda de tu mano materna que acompañe nuestros pasos.

A B Te damos gracias, Señor Dios, Señor de la Historia y del hombre,
te damos gracias porque eres justo, eres bueno, eres santo.
Oh Dios, todopoderoso, único Señor de cuanto existe y vive,
a ti elevamos, desde nuestro corazón sincero, nuestro canto.
(Salmo 7)

14.- Pare Nostre (cantado)
15.- Bendición
16.- Atzeneta recoge la cruz
14.- Canto final: Tus heridas

Tus heridas nos han curado
y tu muerte nos trae la salvación,
en la cruz nos das la vida
por tu sangre le perdón.

Te condenan a muerte por ser fiel
inocente testigo del Amor,
y te cargan el peso de la cruz
olvidado en tu pena y tu dolor.
Hoy Señor te volvemos a clavar
en los hombres que mueren sin razón,
torturado hambriento y sin hogar,
siendo injustos cerrando el corazón.

Despojado de toda dignidad,
te condenan el odio y el rencor,
coronado de espinas como Rey,
das tu vida por el Reino de Dios.
Hoy tu sangre se vuelve a derramar,
por gritar los derechos y el Amor,
muere el justo que dice la verdad
los más pobres los que no tienen voz.

La próxima oración en Atzeneta, el 22 de Febrero a las 22’3

La Visita del Seminario

Con mucha ilusión el equipo arciprestal está preparando esta visita. Llevamos ya bastantes reuniones con este fin.
Y, sólo faltan 10 días.
Me diréis, ¿de qué va?
Os cuento.
Según he oí en la sacristía el otro día, la visita comenzará el sábado. Previamente algunos participarán en la oración arciprestal de Palomar, pero oficialmente el 1 de Marzo. El lugar será el Monasterio de las Agustinas Descalzas. Allí rezarán y después se presentarán.
Y ale, cada uno a su pueblo, con los párrocos y los buenos feligreses que les llevarán. Ya en cada parroquia participarán de las actividades pastorales (catequesis, juniors, postcomunión,...) y en las misas.
Y así hasta las 2, hora en que comerán con los sacerdotes en Albaida.
Pues nada, esperamos que les vaya muy bien.
El monaguillo.